No hacemos logotipos.
A veces nos llaman a la oficina y nos preguntan que si hacemos logos. Nuestra respuesta, es siempre la misma: NO, no hacemos logos. Construimos marcas y las cuidamos como si éstas fueran personas. El logo es la carcasa. La marca, el fondo. Y… ¿qué ocurre cuando construimos una casa de papel? Que cuando llega la tormenta, la casa desaparece.
Lo mismo sucede con las marcas. No os vamos a revelar aquí nuestra receta mágica en los procesos de construcción de un branding, supuesto que no. Pero sí os podemos adelantar que tratamos conceptos como el arquetipo de personalidad, la visión, la misión, los valores o la comunicación (siempre unificada, claro).
Una buena marca es una marca que emociona. Porque si no emocionas, no vendes. Empatizar con nuestro buyer persona es un MUST. Es lo primero que debemos de hacer y, a partir de aquí, comenzaremos a tejer una red de nodos. Plantearos qué emociones quieren recibir esas personas a las que va dirigido vuestro producto o servicio y entregárselas con ambas manos.
Esta campaña de Nike con Colin Kaepernick se ganó algún que otro enemigo, pero al posicionarse y emocionar, consiguió fieles a la marca, de por vida.
Pero entonces, si una marca que no emociona es una marca que no vende… ¿qué estás vendiendo? Desde luego, no un producto y tampoco un servicio. Vendes un “espíritu”, una forma de ser, un sentimiento de pertenencia. Llegar a esto, no es una labor sencilla. Necesitaréis un arsenal de herramientas en materia de branding y comunicación, así como una amplia amalgama de conocimientos que os permitirán desarrollar vuestra estrategia como marca, vuestro concepto creativo, un storytelling de bandera… en definitiva, os merecerá la pena aseguraros de estar debidamente equipados para garantizar que los cimientos de la casa no se tambaleen.
Para concluir, y con el afán de ayudaros a comprender con un ejemplo real, histórico y mundialmente conocido, de qué hablamos cuando decimos que lo que vendes es el “espíritu”, os presentamos a la archiconocida Harley Davidson.
¿No sientes el olor a gasolina y la brisa frente al gran cañón?
Harley son tatuajes, anárquicas barbas y kilómetros de ruta 66. Harley son cervezas bien tiradas, chalecos de cuero y bandanas de colores. Harley es un clan, una tribu, un momento poético, diferente, existencial. Harley es salir de la oficina y cambiar el traje por la camiseta. Y gustarte y buscar gustar. Es el viento emanando gasolina. Es ruido. Es presencia. Y después, y sólo después, son motos.
Ahora entendéis por qué no hacemos logotipos. ¿Verdad?