Porque las ovejas negras, molan más.
Durante las últimas semanas, nos están llegando muchas llamadas a Cumbre. El patrón, se repite. Reza algo así como… “Hola, vosotros hacéis marcas, ¿no? ¿Me podéis hablar sobre el branding y la comunicación? Es que tengo una idea y unos ahorritos”.
Bienvenido al mundo del emprendimiento. Tendréis que empezar a acostumbraros a las llamadas incómodas. Porque esta acaba de ser la primera… y venga, tampoco ha costado tanto. Lo importante es que ya has dado el primer paso, porque la realidad es que la gran mayoría no llega ni siquiera a coger el teléfono. Ahora bien, vayamos al core del artículo. ¿Qué próximos pasos te esperan? En los cinco años que llevamos como consultora estratégica especializada en branding y comunicación, hemos visto crecer a empresas de jóvenes millennials que empezaron de la nada, con un lápiz y un papel, a soltar ideas en nuestra sala de brainstorming. En los inicios, siempre identificamos un denominador común: la ilusión.
La ilusión, no obstante, resulta como la pasión en el noviazgo. Habitualmente acostumbra a ser fuerte y a estar más presente durante los primeros meses de relación. Más adelante, cuando tu media naranja deja la pasta de dientes sin cerrar, o se le olvida sacar la basura, el tanque de la pasión se va minando, vas conociendo otras realidades, y preguntándote otros “por qué”. Y es precisamente aquí, donde nos encontramos con el primero de los tres consejos que os queremos dar hoy:
1 – ¿POR QUÉ?
Te proponemos que realices un ejercicio de introspección. Mírate hacia dentro y olvídate del planeta tierra por unos minutos. ¿Por qué quieres emprender? ¿Cuál es la llama que enciende tu vela? Debe de ser un propósito más grande que tú mismo (por otro lado, es lo ideal para que tu branding y comunicación impacten más en tu target). ¿Quieres cambiar el mundo? ¿Quieres facilitarle la vida a las personas? ¿Aportar valor? O bien quieres ganar dinero, presumir viajando y subir fotos a instagram para que tus amigos vean lo cool que es trabajar desde Starbucks con tu Apple MacBook Pro. Si es lo segundo, emprender no es para ti. Olvida ya lo banal y superficial. Encuentra y enamórate de tu causa. Te ayudará en los días más bajos.
2 – BUSCA EL PROCESO, NO EL RESULTADO
Observa la cima con ambos ojos. Visualízala y vete a dormir con ella, pues que la tengas presente no hace mal alguno. Eso sí, asegúrate de que tu estado emocional no depende de lo que estás por conseguir que aún no ha llegado. Emprendiendo, cada día que se avanza es un éxito. Paso a paso. Tocar ser conscientes de que si no se falla, no se aprende. Por lo tanto, tómate la libertad de cometer errores y no dejes de sonreír.
No serás el primero en aprovechar un confinamiento para desarrollar ideas positivas. Isaac Newton, propició su teoría de la gravedad durante la gran peste de Londres entre el año 1665 y 1666.
3 – SOLUCIONA UN PROBLEMA
¡Menudo topicazo! Es verdad, pero no por ello es menos cierto. Si no solucionas un problema no aportas valor… y hay demasiada competitividad como para no hacerlo.
4 – PASIÓN
Disfruta con tu idea de negocio. No montes una empresa de tornillos porque hayas podido detectar que hay una buena oportunidad de mercado. Reconócelo, los tornillos no te gustan nada, así que seguramente sea más probable que acabes siendo presidente del gobierno, a que tengas éxito en tu aventura empresarial. Recuerda que tu idea es tu mujer. Asegúrate de que sea la adecuada, que la vida es muy larga.
Y ahora, ¿quieres seguir emprendiendo? Si tu respuesta es sí, pasemos de esa primera llamada a la sala de reuniones. Es el momento de hablar de branding, comunicación, y la estrategia para tu marca. El termo con el café, ya lo tenemos preparado.